lunes, 1 de diciembre de 2008


" Vio a la multitud, y pensó en las olas que se movían a través de ella, rompiéndose en una blanca espuma que la tragaba completamente. Las pequeñas figuras captaban débilmente los bordes de las olas como paradojas, enigmas, y oían el tictaquear del tiempo sin saber lo que sentían, y se aferraban a sus ilusiones lineales de pasado y futuro, de progresión, desde la apertura de sus nacimientos hasta la inevitabilidad de sus muertes. Las palabras se aferraron a su garganta. Siguió adelante. Y pensó en Markham y en su madre y en toda aquella incontable gente, sin soltar nunca sus esperanzas, y en su extraño sentido humano, su última ilusión, de que no importaba el cómo los días avanzaran a través de ellos: siempre quedaba el pulsar de la cosas por venir, la sensación de que incluso ahora aún quedaba tiempo. "

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cronopia?

Siempre es bueno encontrar cronopios, le esperamos: ESCUELA CRONOPIA.

http://experienciacronopia.wordpress.com/

Xi dijo...

Siempre hay tiempo, eh? Preguntémosle a Nietzcsche con su teoría del eterno retorno. Porque seguro Cortázar nos extendería sus instrucciones para dar cuerda a un reloj y nos diría que la muerte está allá abajo.

Un abrazo lleno de cronopiedad. Linda foto.